Si uno quiere comer como B-e-s-t-i-a, va a la cabrera. Sin discutir.
Era un lunes, tipo siete de la tarde, y yo estaba viendo el trailer de Starlet (2012), la relación de la protagonista con la viejita me hizo llorar y salir corriendo a llamar a mi abuela Coca, decidimos ir a almorzar.
La Cabrera está desde que el barrio se puso de moda, un poco después, unos 11 años. Es la típica parrilla que en vez de porteños hay ingleses, brasileros, norteamericanos, etc. Turistico es poco.
Los mozos son amables, y muy-muy atentos (quizás un poco demás). Pedimos media porción de mollejas, media ensalada cesar, y el menú del medio día con bife de chorizo, que venía con postre y bebida incluída. Todo con sus respectivos platitos que acompañan, otra caracteristica que describe bien a La Cabrera, siempre vas a tener platitos y platitos y platitos... más platitos! entre ellos podes encontrar: corazones de alcausiles en vinagre, choclo baby con salsa barbacoa, ensalada de papa, ensalada rusa, tomates secos, pasta de oliva, entre otros muchos que no probamos.
Bestial, en realidad, es poco. Comer "media porción" quiere decir por lo menos 300 gramos de molleja cáda una. Perfecta, fue la estrella de la comida, crocante por fuera y tierna por dentro, con la acidez del limon, pero la sutileza que aporta ella misma. La ensalada, para 3 personas, por lo menos! y lastima que la cesar es una ensalada que se tiene que comer fresca, a las pocas horas ya larga agua la lechuga y se achicharra, el condimento queda zonzo y los croutones son puré de pan.
El bife, que trajeron cuando estabamos por explotar, era grande también (que sorpresa!).
No nos olvidemos del postre: Flan con dulce de leche y salsa de chocolate. Tamaño porción de torta.
El mozo nos dice: Se quedaron con hambre? Está prohibido!!
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